Internet lo ha cambiado todo, especialmente en estos últimos veinte años, convirtiéndose en la herramienta de trabajo, ocio e incluso socialización de buena parte de la población. Hace apenas dos décadas no podíamos ni imaginar todo lo que podríamos hacer hoy por hoy gracias a la red de redes. Presente en ordenadores, televisores, teléfonos móviles, tablets y hasta coches, podemos encontrar millones de usos a esta tecnología que nos conecta a los unos con los otros. Un sinfín de información a nuestro alcance para aprender, para entender el mundo, para actualizarnos, para ser capaces de descubrir nuevas aficiones, nuevas amistades… Pero no todo es tan de color de rosa como parece. Internet también está dejando muchas sombras en lo que a nuestra sociedad se refiere. Aunque más que a Internet, deberíamos referirnos concretamente al uso que se le da por parte de determinadas personas.
Las redes sociales han servido para dar a conocer a personas infinito talento, pero también para exponer la maldad y la crueldad propias de nuestra especie. Publicaciones convertidas en estercoleros de puro odio, perfiles anónimos vomitando los insultos más espeluznantes, resguardados por la privacidad de estar detrás de una pantalla… Internet puede ser un paraíso, pero también una selva, un “sálvese quien pueda” que llegue a destrozar la vida de algunas personas. La expansión de fotografías, audios y sobre todo vídeos, de manera no consentida, se ha convertido en habitual por desgracia desde los inicios de la red de redes. En foros primero, y luego en páginas y redes sociales, hemos visto a personas convertidas en memes, objeto de burla o de chanza por parte de millones de usuarios. Cuando estas fotos o vídeos toman un cariz más íntimo y sexual, la situación se complica aún más. Y es que Internet está lleno de porno, pero entre todo ese contenido erótico hay muchos vídeos que han sido grabados sin el consentimiento de una de las personas que aparecen. Esas imágenes suelen ser utilizadas como venganza cuando la relación se rompe, como forma de chantaje para evitar esa ruptura… Y lo peor es que cuando están en Internet ya es casi imposible hacerlas desaparecer, porque lo que se sube a la red se queda ahí para siempre.
Internet, donde todo queda registrado para siempre
Como seguramente sabrás, toda la información que se suba a Internet queda registrada en servidores. Estas imponentes máquinas suelen trabajar con miles de millones de datos que van guardando, también con copias de seguridad. En muchos casos, esos datos se borran, porque sería imposible mantenerlos todos, especialmente cuando hablamos de fotografías y videos, archivos que ocupan mucho espacio. Sin embargo, si un vídeo sexual es subido a Internet y compartido en una página cualquiera, es probable que obtenga muchas visualizaciones. De ahí, también es muy plausible que el vídeo sea descargado, o acabe compartido en otras páginas. Será borrado de unas, en algún momento, pero el vídeo seguirá expandiéndose por la red, como un virus, incluso si llega a desaparecer, porque alguien siempre puede volver a subirlo.
Videos sexuales de los que nos arrepentimos
Hace unos años ocurrió algo inaudito que puso en alerta a todo el mundo de Internet. Pornhub, la mayor videoteca de porno de la red, decidió borrar casi un tercio de los vídeos de su catálogo. Estos procedían en muchos casos de usuarios anónimos que los podían subir sin ningún tipo de filtro, sin asegurar que eran los portadores de los derechos del vídeo en sí, o de la imagen de las personas que en él aparecían. Como ya vimos antes, un usuario pudo descargar un vídeo en el 2009, subirlo en 2015, y ni siquiera saber quiénes son los protagonistas de esas imágenes. No hablamos de porno profesional, por supuesto, porque en este caso sería propiedad de sus productoras. Estamos hablando siempre de vídeos porno amateurs, grabados con mala calidad, pero que son una de las categorías favoritas de muchos usuarios.
Estos vídeos pudieron ser grabados en su momento con el consentimiento de sus protagonistas, pero no para ser exhibidos de esta manera. La diferencia es crucial, ya que una cosa es la grabación de imágenes íntimas y otra su exhibición. Haya o no haya lucro, que esto es tema aparte, nadie tiene derecho a mostrar un vídeo sexual de otra persona sin el expreso consentimiento de esa otra persona para que sea exhibido. Sin embargo, Internet está lleno de estos vídeos, incluso de algunos en los que las chicas que aparecen pretendían hacer carrera en el porno, pero se arrepintieron. ¿Cómo es que esa chica tan mona y sugerente solo tiene dos vídeos en la red? Es muy probable que no viese claro su futuro como pornstars… pero ya no había marcha atrás. ¿Se pueden borrar esos videos si la protagonista lo pide? El tema suele ser muy complicado.
La inmensa fuerza de Google
Y es que cada país recoge una legislación diferente en este concepto. En España, por ejemplo, se permite activar el derecho al olvido tanto en fuentes primarias (periódicos, páginas web…) como en buscadores, siendo esta última opción la más útil. Y es que si no aparece en Google es como si no existiera. El buscador más popular del mundo mueve más del 70% de las búsquedas totales, y tiene un poder de influencia absolutamente demoledor en Internet. El derecho al olvido en Google es bastante caótico, puesto que el buscador no está obligado a retirar la información de una persona, a no ser que un tribunal se lo comunique con una sentencia en firme. De hecho, muchas chicas se han visto frustradas a la hora de intentar quitar sus vídeos sexuales de Internet, ya que sus nombres no aparecen.
De esta manera, aunque son plenamente reconocibles por su físico, Google entiende que es “imposible” encontrar el vídeo íntimo de esa chica y relacionarlo con ella si no la conoces. Esto deja muy abiertas las explicaciones sobre qué se puede borrar de la red y qué no. Por ejemplo, si hemos sido condenados por una sentencia que ya ha hemos cumplido, tenemos derecho a que se retiren los resultados de búsqueda de nuestro nombre en relación a dicha sentencia. Esto es de vital importancia para esas personas que, tras cumplir condena, quieren reinsertarse sin necesidad de ver cómo su nombre aparece relacionado con noticias oscuras al buscarlo en Internet.
El derecho a la olvido en las legislaciones
Como comentábamos, cada legislación es un mundo, y cada país trata este tema del derecho al olvido de una manera diferente. La Unión Europea está tratando de generar un consenso entre sus miembros, para obligar a ciertas páginas y buscadores como Google a ejercer este derecho dentro de unas condiciones normativas. Sin embargo, es complicado intentar ponerle puertas al campo, e Internet es un mundo tan grande y complejo que por más que se intente regular, al final siempre hay grietas. Son muchos los casos de chicas que han logrado quitar sus videos sexuales de la red, denunciándolos de manera judicial, pero es cuestión de tiempo que vuelvan a aparecer en una u otra página.