Dicen que entre las primeras películas que se grabaron con el cinematógrafo, a finales del siglo XIX, ya había algunas escenas realmente eróticas y picantes. Y es que incluso en épocas más oscuras y prohibitivas, el sexo nos ha atraído demasiado como para dejarlo al margen de las nuevas artes. Los desnudos en las pinturas son más que habituales, aunque es cierto que no tenían una intención lasciva. Las novelas eróticas llevan siglos produciéndose, aunque algunos piensen que son un invento de Internet. Y por supuesto, el cine también ha introducido siempre ese punto picante, cuando no directamente explícito, a través del porno. La industria del cine para adultos se desarrolló especialmente desde finales de los años 60 hasta mediados de los 80, viviendo su época dorada en la década de los 70. Posteriormente, el porno ha intentado mantenerse entre la censura, la marginación y la creciente demanda por parte del público.
Seguir leyendo